miércoles, 2 de diciembre de 2009

MORDEDURA DE ÁSPID

Marco Antonio
Alejandría ya es sólo una callejuela sin salida. El mundo retumba y un ligero olor a cuero y a oliva se acerca con firmeza por todas las direcciones, mismo olor que me acurrucaba cuando de pequeño crecí en las calles de Roma, que lejos. Ese aroma que golpeaba las brisas matinales en las Galias, cuando Cesar sólo me enseñó a vencer, ese aroma cuando depuse las armas para volverme cónsul, aquel cuando derroté a Bruto, cuando fui Roma.
Ahora, una sicodelia exótica nubla mi vista, raros personajes afeminados danzan en mi corte, eunucos temerosos lloriquean en las esquinas de esta palacio, nadie me mira, mis ojos iracundos alteran la débil alma de estos miserables que adoran perros y gatos, mi sangre, mi mirada y mi rugido es capaz de derrumbar esta ciudad, pero no a Octavio.
Oh Cleopatra, reencarnación de Isis, bella, despreocupada y fuerte, abandoné la lucha mucho antes de que Augusto cercara nuestra ciudad y trajera los fantasmas de Roma. Por ti, que deje de ser un soldado, para volverme Apolo, por ti que traicioné a los míos y los dejé morir de hambre, por ti que aprendí la pasión, el amor entre golpes, sudor y sangre. Contigo que los gritos ahogados, que los jarrones rotos, que los esclavos muertos. Tú mi señora, que al igual que Cesar no podrían dejarme morir en derrota, no. Claudicar jamás.
Pero, ¿dónde estás diosa Luna? No oigo ni tus carcajadas, ni veo tu belleza. Te has adelantado, quizá, en el sendero de nuestro reinado eterno, no es problema, una divinidad debe partir siempre sola, ahora te acompaño mi eterno cielo, la llave no puede ser esta faca egipcia, mi espada romana es la más adecuada para este encuentro… … ya estoy en camino … ya casi te veo.
Cleopatra
¿Qué es esto que huele a vino y a muerte?,¿ qué es esto que hiela la carne y retumba en el pecho?. Oh caballero ¿qué haces durmiendo en el piso de la corte?, ¿qué es esa mirada fija y esos labios tiesos?. Ya no hay color en tus mejillas, ni esa sonrisa diáfana que trajiste del mediterráneo, ya no ofendes, ni me tomas entre tus brazos, no agitas esos grandes brazos cuando dirigías, ni hay ya ese brillo de dios que me supo amar y dominar. No temas, tú que ya te sientas junto a los monarcas del mundo, tú y tu enorme imperio aguarda un gran recibimiento en mi nombre, no te haré esperar. Traed, la serpiente. Sí, antepasada y guardián de la muerte haz de mí tu víctima y déjame posar junto aquel que ya había tomado mi alma antes de que tú tomaras sólo mi vida, las paredes oscurecen, pero sé que en este sendero, volveré a besarte.
Hola, mi amor.
Corazones Enamorados © 2008. Design by :Yanku Templates Sponsored by: Tutorial87 Commentcute